Hay un monte soriano
a donde va el alma desnuda
dejado el cuerpo pasado
libre de dolor y culpa.
Recibe al muerto cansado
el viento, el sol y la luna
y descanse quieto en el regazo
de la tierra, su nueva cuna.
Texto: Marta Cañero
Fotografía: Óscar Cañero
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